La
escuela primaria ha logrado construir un vínculo profundo y
significativo con cada generación de conciudadanos que ha transitado
sus aulas. Su labor ha sido central para la construcción de una
experiencia común entre los argentinos y la constitución de lo
público. Esta tarea fue posible en el marco de un Estado
protagonista en la vida social y cultural de nuestro país y de
familias que legitimaban la labor educativa de los docentes por la
confianza que la escolaridad generaba como modo de inclusión y
ascenso social de sus hijos